Proyecto educativo

En una visión humanista y democrática de la sociedad y la educación estamos desafiados a través de nuestras acciones a colaborar para la construcción de un orden social basado en la justicia, la solidaridad, la fraternidad, y el reconocimiento de la igualdad básica de todos los seres humanos, respetando la diversidad por un lado y teniendo presente la necesidad de promover la cohesión social, por el otro.
La escuela que aprende, es una comunidad de vida en que tantos alumnos como docentes, padres, asistentes, técnicos, se sienten personas con pertenencia e identidad, constructores de un sueño común, en el que participan.
El clima escolar positivo, es producto de una visión democrática de la vida, donde la delimitación de responsabilidades, irrenunciables la de los docentes, transversaliza a todos los miembros de la comunidad, donde se ha construido, se vive, una forma cultural propia, que no es otra cosa que una peculiar manera de vivir y aprender juntos.
La escuela motiva a la reflexión pedagógica, atiende a cada estudiante en su singularidad, orienta a una educación que enseña a pensar, a tener una visión crítica y autocrítica sobre el mundo y además desarrolla la inteligencia pero también la afectividad. Lo que se plantea es que el estudiante aprenda a aprender, a vivir un continuo cambio, que se genere un clima abierto a la investigación y exploración de nuevas experiencias que responda a sus intereses e inquietudes.

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